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Amantes.

—Eso, sigue moviéndote así —jadeó mientras se impulsaba hacia arriba para poder dar una buena estocada.

—¿Quiere daddy que siga saltando en su polla? —dijo mientras seguía con sus movimientos sensuales sobre la erección de su pareja.

Jungkook solo gruñó en respuesta.

Y nuevamente tienen ese déjà vu. No saben cuántas veces han parecido vivir la misma escena una y otra vez y es que los efectos que ocasionan en el otro siguen siendo lo mismo.

No es una novedad que ellos nunca tienen suficiente del otro. Recién en la mañana Jimin despertó a Jungkook dándole una muy buena mamada que hizo que el castaño decidiera devolverle el favor a la hora del desayuno.

—Ya estoy por... por llegar —anunció el rizado.

Unas estocadas más, brinquitos más, caricias y besos por aquí y allá y ambos se corrieron.

—Me encanta como me montas cada vez.

—La práctica hace al maestro —respondió y se acostó a un lado de Jungkook. El castaño lo envolvió en sus brazos y le dejó un beso en su frente.

—Te amo mi amor —dijo soltando un suspiro mientras cerraba sus ojos.

Había pasado apenas unas tres semanas desde que Jungkook le pidió nuevamente a Jimin ser su novio de una manera más detallista a como fue la primera vez.

Luego de haber hecho el amor en el local que ahora sería el nuevo restaurante de Jimin, decidieron ir a Boseong para hablar con los papás del menor, esta vez Jungkook quiso hacer lo correcto.

Así que pidió permiso para poder estar al lado del rizado de una manera decente. Pudieron aclarar las cosas por petición del ojiazul, obviando algunas partes en donde los involucraba una cama.

Jimin seguía viviendo con Taehyung en Seul, pero de vez en cuando se quedaba en casa de su novio. Para nadie no fue raro ver algunas cosas de Jimin en casa de Jungkook, tampoco les sorprendió la manera en que ambos solían ser muy hogareños y familiares.

Era sábado, ambos se encontraban en casa de Jeon luego de haber salido a beber con sus amigos la noche anterior.

—Hay que levantarse, recuerda que hoy tenemos la tarde en familia —acordó el rizado.

—No nos van a extrañar si faltamos.

—Kook, sabes que no podemos faltar, es más, los chicos se fueron desde la mañana.

—¿No pusiste atención? Te llamaron para decirte eso.

—No podía escucharlos cuando toda mi atención estaba en cómo te comías mi pene, ¿qué esperas?

—Bueno, yo si escuché, además esta vez tu madre y nana nos acompañarán.

—¿Estarán todos?

—Todos.

—Bien, recuérdame, ¿por qué hacemos esto?

—Porque nos hicimos novios y ahora nuestras familias se unieron y les gusta poder pasar momentos agradables para el recuerdo.

—Eso no era parte del trato cuando te propuse ser novios, no quiero salir de esta cama, solo quiero quedarme contigo —renegó.

—¿Te arrepientes? Es decir, ¿extrañas qué solo seamos amantes de rato para no tener que tener estas reuniones familiares? —preguntó inseguro.

—Jamás, amo todo el paquete pero justo hoy, solo quiero quedarme aquí y hacerte el amor de todas formas, por ejemplo acariciar tu cabello hasta que te duermas.

—Es un gran plan, pero prometimos llevar las bebidas, así que hay que pasar por el supermercado y luego ir a casa de mis padres, andando.

Jungkook logró levantarse a regañadientes y así pudieron hacer todo lo que necesitaban hasta llegar a casa de sus suegros. Fueron al supermercado y compraron las bebidas que necesitaban llevar.

—¿Algo más qué debamos llevar amor?

—No, solo las bebidas.

—Bien, entonces llevaremos esto y estas cosas —dijo agarrando unas golosinas, Jimin lo vio con curiosidad y sonrió.

—¿Y eso para qué? En casa hay.

—Como que, ¿para qué? A ti te gusta comer durante el viaje amor, así que debemos llevar de estas cosas para que comas en el auto.

Jimin sintió su corazón derretirse, ¿cómo es que Jungkook era tan perfecto? Se acercó a él y lo abrazó dejándole un beso.

—Eres el mejor novio de este mundo, gracias por eso amor.

Todo el viaje como siempre fue tan cómodo y tranquilo, pues los dos conversaban o cantaban sintiéndose libres y felices. Jimin comía de lo que Jungkook compró y de vez en cuando le daba de comer en la boca al mayor.

Park amaba esos momentos en donde podía ver a su lado y tenía al hombre de quien se ha enamorado.

¿En qué momento pasó? Tan solo recuerda un día cualquiera cuando despertó sintiendo que extrañaba a alguien que no conocía, extrañando a ese alguien que había usado su cuerpo para fines nada sentimentales pero que en algún instante sus caricias de pronto se sintieron diferentes, se sintieron cálidas y correctas.

Jungkook por otro lado creía que estaba alucinando, quizás estaba en la esquina de algún bar muy ebrio imaginando esta vida perfecta que siente tiene en este momento. Tal vez solo es producto de su imaginación el ver a ese ángel que tiene por nombre —Park Jimin— quizás y está perdido en la bebida y solo es un puto invento de su cerebro sumergido en alcohol. Pero sólo piensa eso para hacerse la idea de que él merecía a alguien así, no alguien como Joonho, sino, alguien como Jimin.

Porque cuando ve al rizado reír o simplemente dormir, siente que ha esperado por él en todas sus jodidas vidas. En cada una siente que existe un Jimin para un Jungkook, para ayudarlo a ser valiente y para demostrar lo que el verdadero amor es.

Ambos lo saben, lo sienten en cada beso, caricia y en cada mirada, en cada piropo y en cada momento de placer, lo saben, saben que lo de ellos es algo deseado por el mundo entero pero que el universo tan solo se los ha concedido a ellos.

El aire se siente tan limpio, el tiempo se siente tan exacto, la vida se siente más bonita.

En cada latido ellos saben que han encontrado a su alma gemela. El sol parecía estar más brillante y la luna los alumbraba más. Las estrellas siendo testigos de lo que el romance real es. Después de tantas vidas y tantos universos, las almas gemelas como lo son ellos dos, siempre encontrarán su camino hacia su hogar porque jamás olvidan a donde pertenecen.

El sonido del mar era el favorito de Jungkook hasta que escuchó la voz de Jimin, hasta que lo escuchó reír y gemir, entonces supo que el sonido de las olas del mar había pasado a un segundo plano.

El color favorito de Jimin había sido el rojo, eso hasta que encontró ese azul en los ojos de su amante, ese que le transmitía la calma del cielo, ese color que jugaba con el tono blanco de su piel, supo entonces que su color favorito era el que Jungkook había creado en su ser.

La cosa más curiosa es que ninguno buscaba enamorarse y ahora no pueden imaginarse su vida sin el otro.

Jungkook no puede pensar en su casa libre de las cosas de Jimin, no puede imaginar su closet solo con sus ropas, en su baño sin los miles de botes que usa el rizado para su cuerpo, en la cantidad de zapatos que coloca a un ladito de lo suyos, en la manera en que se adueña de sus propias prendas.

Jimin tampoco puede pensar en su día estando a solas, pues él es feliz sintiendo los brazos de Jungkook alrededor suyo cuando está cocinando algo, el beso en sus hombros y los masajes que le brinda para calmar su estrés. Esas veces en que pizza y películas en el sillón es el mejor plan, seguido de una sesión de besos húmedos, dejando que el televisor continúe alumbrando sus cuerpos sudados porque no pudieron evitar hacer el amor.

Ni siquiera recuerda como era vivir solo con Taehyung antes de Jungkook, quien ahora también está incluido en sus planes cuando Kim decide ver fútbol sabiendo que él no es aficionado, pero le gusta estar sobre el regazo del castaño quien se pierde en ese balón y maldice a cada jugador que no hace la jugada como él quiere, jactándose de que él es mejor que esa bola de inútiles.

Ninguno puede creer que estén viviendo una de las mejores etapas de sus vidas luego de haber pasado la peor. Es como, ¿es real? Honestamente sienten que el tiempo avanza y ellos tan solo pueden amarse en cada microsegundo de existencia.

Envejeciendo un poco más cada vez pero lo están haciendo juntos.

Llegaron a casa de los Park, todos estaban ya conversando y relatando acerca a de sus días. Jimin fue recibido por los brazos de sus padres y se sintió un niño pequeño nuevamente, su mamá tenía ese poder sobre él, de hacerlo sentir todavía un niño que necesita de su atención.

Todos se saludaron entre sí, Jungkook ya se sentía aún más en confianza luego de haber resuelto las cosas con sus suegros, dejándoles en claro que él sí está enamorado de su hijo.

Se encontraban en el jardín de la casa, una mesa larga donde estaba toda la comida y sillas de diferente tipo alrededor, pues luego de ser solo cuatro integrantes pasó a ser de once.

—Es como eso, tan solo una metáfora.

—Seguro Taehyung, ¿no salió humo de tu cerebro? —bromeó Jin.

—Jódete —se quejó.

—¿Y qué opinan sobre mi plan? —preguntó Namjoon.

—Nosotros nos apuntamos —dijo Jimin—. Me encantaría acampar al lado de Kook.

—Te aseguro que te enseñará a pescar en el lago —se burló Jin.

—¿En serio? —preguntó emocionado.

Jin y Namjoon comenzaron a reírse sabiendo que Jungkook es muy torpe con la caña de pescar.

—Si seguro, ¿no Jeon? —habló el morocho.

—Cállense los dos —Jungkook besó a Jimin evitando mostrar su sonrisa—. Son unos idiotas no les hagas caso.

Los cinco siguieron conversando mientras ahí los señores Park, Hanna y Haesul estaban en la sala tomando el té.

De un momento a otro hubo silencio, Jungkook y Jimin compartieron besos, mientras que sus tres amigos querían decirles algo sin saber cómo.

—Yo fui al presidio —dijo Namjoon llamando la atención de todos—. Fui a visitar a Yugyeom.

Jimin se acomodó mejor en su silla tomando la mano de Jungkook en un agarre fuerte.

—Que bueno —respondió con simpleza el ojiverde.

—Fui a despedirme de él, por los años de amistad que tuvimos —aclaró.

—Kim...

—Si, fue mi amigo pero tú eres mi mejor amigo Jungkook, te quiso dañar a ti y a Jimin, quien es tu novio, no puedo solo ignorar eso y decir que él sigue siendo parte de mi círculo cercano de amigos, ¿me entienden?

—Gracias por eso.

—Ni siquiera en prisión ha logrado arrepentirse de lo que hizo, supongo que ahí es donde debe terminar.

—Jin tiene razón, ese tipo es un loco —aseguró Taehyung.

—Me siento culpable por haberle dado alas en cuanto a lo que sentías por él Jungkook, no debí entrometerme, pero no sabía de tu existencia Jimin, así que yo creí le hacía un bien a mi mejor amigo en traerle a su crush.

—Bueno, fue mi culpa también por no ser honesto desde el inicio, estaba asustado de lo que estaba sintiendo por Jimin que sólo lo oculté por no saber manejar mis emociones.

—Bueno ya dejemos de buscar culpables, nadie lo fue, ¿okay? Es Yugyeom quien estaba perdido, pero ahora estamos bien, solo somos nosotros —comentó Jin.

Jimin durante un momento perdió el hilo de la charla, habían preguntado acerca de cuándo pensaba correcto comenzar con el restaurante. Había remodelado en su totalidad lo que se había incendiado, pero el miedo de repetir la escena no le había dejado poder comenzar de nuevo.

Se sintió atascado y con temor.

—Amor —llamó el castaño en tono suave—. ¿Todo bien?

—Si, solo... ¿podemos salir?

—Claro, vámonos ven.

Se levantaron pidiendo permiso y salieron de la casa. Caminaron unas cuantas calles en silencio hasta llegar al lugar de paz de Jimin. Jungkook no tuvo que preguntar, sabía que a ese lugar se dirigían.

Llegaron y se sentaron en el suelo sin importar ensuciar sus ropas. El rizado puso su rostro contra sus rodillas y soltó un sollozo. Jungkook tan solo se acercó para abrazarlo y acariciar sus brazos, dejándole un beso en su hombro.

—¿Y si se repite? —preguntó apenas audible—. Si pasa nuevamente, yo no quiero perder a alguien, yo no... no podría, es decir, ¿qué pasa si ya no quiero hacer esto?

Jungkook entendió a qué se refería, se sintió mal por su novio, pues un trauma de esa magnitud no era fácil de digerir.

—Sabes que no fue tu culpa, no va a suceder porque esta vez no hay nadie que intervenga, nos aseguramos de que hayan cámaras, alarmas y sistema adecuado en casos de alguna emergencia como esa, estamos preparados.

—Avenida Princess Park, ¿no? ¿En qué pensabas cuando compraste ese sitio? ¿Sabes lo difícil que es conseguir algo ahí?

—Bueno, ¿recuerdas qué no fuimos por un helado? La primera vez que me invitaste.

—Lo recuerdo si, te odié esa vez.

—Me odiaste más veces pero si —dijo soltando una pequeña risa—. Yugyeom me consiguió que pudiera ver a Fion, un viejo amigo que debía algunos favores, yo había perdido contacto con él pero Yugyeom logró que pudiera recibirme, era su único lugar disponible, solo pensaba en ti, en que era algo que querías, sino te lo di antes es porque tenías este sitio aquí y no quería ponerte una barrera pero al final, todo ha salido bien, tienes ambos sitios solo es que comiencen a funcionar.

—Eso es irónico viendo la perspectiva de que Yugyeom destruyó mi cafetería y por él tengo mi otro lugar, fue un quitar y dar.

—Él no sabía era para ti pero si, de haberlo sabido creo que jamás me hubiese avisado, lo hubiese comprado él y lo hubiese presumido.

—Eso es algo que él haría.

—Definitivamente.

Ambos sonrieron, nuevamente Jimin se sintió tranquilo. Estar con Jungkook siempre era algo que lo haría sentir seguro. Se quedó callado y Jeon respetó su silencio, sabía que cuando el menor no hablaba es porque estaba pensando.

—Voy a abrir ambos lugares —dijo seguro—. Dejaré esta cafetería tal y como lo habías dicho antes, algo pequeño y acogedor aquí y me iré a Seul, es allá donde tengo mi vida hecha —miró a Jungkook y tomó su mano—. Mi lugar es donde está mi corazón y resulta que mi corazón te pertenece a ti.

Jungkook sintió su corazón llegarle a la garganta. La taquicardia que tenía en ese momento solo la ha sentido por Jimin. Es el único que puede provocar esos efectos en él.

Tomó la mano de Park fortaleciendo su agarre, dejó un beso en su dorso e hizo que ambos se pusieran de pie. Lo rodeó con sus brazos en un intento de abrazarlo y acercarlo a él.

—Resulta que mi corazón también te pertenece —respondió con cariño—. Tienes mi apoyo en todo lo que decidas —besó su frente y siguió hablando.

—Ahora entiendo esa frase que dice que la mejor manera de llegar a un hombre es por la comida, me has atrapado Park y te digo que jamás me quiero liberar.

Jungkook lo besó impidiendo que respondiera. Sus besos eran embriagadores para los dos, los hacía perder la noción del tiempo.

—¿Podemos irnos hoy a casa? Necesito hacer el amor contigo —dijo entre el beso—. Quiero hacer el amor Kook.

—¿Qué pasa con tus padres?

—No me van a extrañar, vámonos.

Jungkook no se hizo de rogar, llegaron caminando nuevamente a la casa de los Park. Se despidieron diciendo que tenían un imprevisto con algo de un banquete encargado para el día siguiente.

Por supuesto que sus amigos no creyeron eso pero no iban a decirle nada a sus padres.

Jungkook condujo, los dos estaban malditamente calientes. Podían sentir el calor del otro. Así que se detuvo en algún lugar de la carretera que fuese lo suficientemente oscuro para poder besarse sin problemas y tocar de más sus cuerpos.

Los dos se masturbaron mientras se besaban tan obscenamente. Se corrieron y Jungkook se encargó de limpiar donde había semen. Nuevamente dieron marcha en su camino a casa en donde por supuesto hicieron el amor hasta caer dormidos.

Si le hubiesen dicho a Jungkook hace un tiempo que estaría cumpliendo cada capricho de alguien más porque estaba enamorado se hubiera reído en su cara.

Pero aquí estaba, subiendo a su oficina por sus cosas y poder irse a su casa, con una notable erección en sus pantalones. Fue a buscar a Jimin a la cocina para decirle que podían irse juntos, pues le había dicho a Minho que él llevaría al rizado y él, siendo todo un caballero no quiso avisarle a su novio por mensaje; quiso hacerlo personalmente.

Y pues, ese aviso le hizo perderse en los labios de su novio, no le importó subirlo al mesón de la cocina y comenzar a besarlo con tanto apuro y deseo. Se puso tan duro que pensó que el efecto Park si existía y él era la prueba de ello.

Una vez que tuvo sus cosas salió al estacionamiento en donde un Jimin todo sonrojado lo esperaba. Abrió la puerta del auto para que su pareja entrara y llegó hasta su lado para empezar a conducir.

Un pensamiento fugaz cruzó por la mente de Jungkook... sonrió y vio a su novio quien no dejaba de exponer parte de su cuerpo cada vez que levantaba su camisa por "accidente". Antes de poder llegar a su casa se desvió del camino, los ojos de Jimin brillaron al saber en donde estaban.

—¿Es en serio?

—¿No te agrada la idea? No tenemos que hacerlo, tan solo que... yo si he pensado en esto.

—¿Por decirte daddy? —bromeó.

—Por decirme daddy, eres un provocador nato.

—Estoy seguro que si daddy, ¿entramos?

—Escogeremos juntos, ¿está bien para ti?

El rizado sólo asintió feliz, entraron a la SexShop y caminaron tomados de la mano entre la tienda. Ninguno se sintió avergonzado, teniendo la mano del otro sujetando la propia los hacia sentirse seguros.

—Muy bien, quiero que uses esto en mi —dijo mostrando uno de los dildos—. Quiero ser usado por ti —dijo tranquilamente mientras ponía el dildo junto a las demás cosas que llevaban en una de las canastas que les dan en la tienda para llevar sus cosas.

—No me digas esto aquí, harás que pierda la cordura.

—Es el plan —Jimin miró a uno de los empleados y sonrió con malicia—. ¿Me castigarías? —preguntó susurrando en el oído de Jungkook—. Pregunté si me castigarías —repitió.

—¿Quieres portarte mal Park?

El rizado tan solo sonrió, caminó hasta donde estaba el empleado y de una manera coqueta le mostró el dildo fingiendo no saber como abrir la caja en donde venía. Jungkook por supuesto que se indignó pero entendió el juego de su novio así que tan solo lo veía de manera seria.

—¿Me ayudas? —preguntó con provocación y coqueteo al chico quien solo asintió nervioso, sacó el dildo de la caja, lo tenía en sus manos y Jimin aprovechó eso y tomó del falo del juguete moviendo su mano de arriba abajo, como si estuviese masturbando un pene de verdad.

El chico lo vio y tan solo tragó su saliva.

Jungkook lo notó.

—Es suficiente —dijo en tono serio y autoritario que hizo que las piernas del rizado temblaran—. Espérame en el auto —ordenó.

Jungkook tomó el dildo, vio a Jimin salir sin decir una palabra y él se encargó de pagar por todo. Llegó a su auto y vio al rizado quien estaba tocando su entrepierna por encima de su ropa.

—¿Impaciente amor?

—Eres tan jodidamente caliente cuando ordenas —dijo y siguió tocando su miembro.

—Creí que no te gustaba te dieran ordenes —dijo recordando su primer encuentro.

—¡Mierda! Necesito que me ordenes hacerte una mamada ya.

—Hasta que estemos en casa... y detente, me darás ese show cuando estemos en nuestra casa.

Jimin a regañadientes quitó su mano, estaba ansioso y lleno de deseo. El camino a casa lo sintió eterno, agradeció una vez que reconoció el lugar.

Ambos bajaron con el anhelo de tenerse y de poder experimentar juntos sus ideas acerca de tener una buena noche. El sexo iba a ser diferente a lo que habían tenido todo este tiempo y ambos estaban más que satisfechos por querer probar nuevas cosas estando juntos.

Una vez que entraron a la casa, Jungkook se encargó de verse paciente. Tomó a Jimin de la cintura mientras lo acorralada en la pared una vez que la puerta se cerró.

—Vas a darme ese show que estabas montando en el auto —dijo—. Quiero que te quites la ropa delante de mi y empieces a darte placer —ordenó, se separó del cuerpo tembloroso del menor, llegó hasta la sala sabiendo que detrás de él venía su novio—. Quiero que me esperes aquí —dijo y se dirigió a la cocina.

Sacó una botella de whisky y dos vasos especiales para ello. Se sirvió un poco en uno y se sentó en el sillón de una pieza. En su mano izquierda tenía bebida y con la derecha comenzó a dar palmadas en el reposa brazo del sillón.

—Empieza —ordenó, llevó su bebida a la boca sin apartar la mirada del ojiverde que se sentía muy nervioso por lo que haría.

Jimin estaba temblando, pero obedeció.

Lentamente pasó sus manos por su cuerpo, cerró sus ojos y se dejó llevar hasta que sus movimientos fueron sensuales.

Comenzó a jugar con los botones de su camisa, desabrochando uno por uno, mientras sus manos viajaban por su cuerpo. Sentía la mirada fija de Jungkook sobre él y eso causó un sonrojo.

Retiró cada prenda hasta quedar en sus bragas de color negro, era de encaje y eso solo provocó aún más a Jungkook.

—Ven aquí —dijo, extendió sus manos y Jimin se subió a su regazo—. Hoy hiciste algo que no debías —comentó mientras llevaba su mano al cuello del otro, presionó un poco y lamió sus labios—. Fuiste coqueto y atrevido con ese chico.

—¿V-Vas a castigarme? —preguntó, sus ojos brillando y su respiración agitada, estaba ansioso pero de buena forma.

—Si, eso haré, no me gusta compartir y mucho menos que te imaginen en escenas que solo yo puedo tener.

Jungkook hizo que el rizado se pusiera de pie, luego lo acomodó boca abajo sobre su regazo dejando sus glúteos a cierta altura, dio una fuerte palmada dejando rosada la zona golpeaba

—Solo yo puedo tenerte —dijo y dio otra palmada, tres, cuatro, ocho, seguía dando palmadas en sus glúteos dejándolos muy rojos, le encantó esa vista—. Te ves tan precioso amor —halagó, escuchaba los pequeños gemidos de Jimin y eso lo hizo sentir cosquillas en su vientre—. Solo para mí, solo yo puedo verte así —después de quince bofetadas en sus nalgas y de dejarlo completamente rojo se detuvo.

Jimin estaba de pie nuevamente, expuesto ante la atenta mirada del ojiazul —¿Te gustó? —preguntó coquetamente, Jungkook solo sonrió.

—Aquí está lo que hemos comprado —habló el castaño y tendió la bolsa en dirección a Jimin quien la tomó rápidamente—. Usa una de las que escogiste amor —Jungkook se puso de pie y retiró su saco, lo lanzó a uno de los sillones libres.

El rizado solo asintió y caminó a la habitación para poder vestirse. Se mordió el labio inferior sintiéndose por primera vez muy deseado. Jungkook lo hacía sentir de ese modo.

Mientras tanto el ojiazul se permitió respirar profundo. Tener a Jimin de esa forma lo hacía volverse loco. De un solo trago acabó con su bebida sirviéndose un poco más, no quería emborracharse, quería estar consiente para no olvidar jamás lo que tendría esta noche con Park.

El aire se le quedó atorado cuando el rizado regresó. Traía un conjunto completo de lencería sobre él. Era de color negro, su tela era fina y suave. El traje completo parecía una red. Se podía apreciar su pecho, pues gracias a que tenía múltiples agujeros pequeños y dejaba mucha piel expuesta.

Su abdomen, su caderas y su pene estaban totalmente expuestos. Solo habían dos tiras uniendo el conjunto, pues sus piernas estaban cubiertas por esa tela que también dejaba ver sus hermosos muslos.

Jungkook babeó.

—¡Mierda! —jadeó.

—¿Te gusta daddy?

—Te ves muy hermoso —halagó—. Ven aquí bebé —dijo y el menor se acercó a él con un movimiento de caderas, nada exagerado. Jungkook lo tomó de la mano, aún sentado acarició uno de los muslos del rizado, lo veía directamente a sus ojos, ese contacto visual hacia del momento algo más tenso para bien.

Jimin cerró sus ojos disfrutando de las suaves caricias de Jungkook. Jadeó al sentir como los dedos del castaño se paseaban hasta sus glúteos.

—Has logrado ponerme duro desde la empresa —dijo dejando un beso en la pelvis de su novio—. Es hora de actuar, ¿no?

Jeon se puso de pie, nuevamente se acabó su bebida de un solo trago. Cargó a Jimin sosteniéndolo de los glúteos y este se enredó gracias a sus piernas. Una vez que se estabilizó tomó con la otra mano la botella de whisky y se dirigió a la habitación.

Jimin de manera incomoda se giró para abrir la puerta, sin bajarse del cuerpo del mayor. Entraron y Jungkook lo dejó en la cama. Solo había quedado en una de sus camisas blancas que usaba para ir al trabajo así que se acomodó las mangas dejando al descubierto los tatuajes en su brazo.

—Ponte de rodillas en el suelo —dijo y Jimin obedeció sin rechistar, el castaño se sentó en la cama, abrió sus piernas y dejó que el rizado se acomodara entre ellas—. ¿Quieres esto? —preguntó desabrochando su pantalón, el rizado tan solo asintió—. Sabes que si quieres detener todo solo es que lo digas, ¿de acuerdo? —aseguró—. Muy bien, entonces sé un buen chico y cómete mi pene.

Jimin tragó su saliva y con una de sus manos sacó el miembro del ojiazul dejándolo expuesto. Lo tomó en su mano e hizo movimientos de arriba abajo lentamente. Se acomodó mejor y lo llevó a su boca, primero lo paseó por sus labios como si fuese un labial y después sacó su lengua dejando su saliva en toda la longitud.

Mantenían el contacto visual haciendo todo más ardiente.

El rizado hizo círculos con su lengua por todo el glande haciendo que el ojiazul abriera su boca soltando un pequeño jadeo. Jungkook cerró sus ojos y echó su cabeza hacia atrás cuando Jimin metió todo su miembro en su boca.

Sintió lo caliente y húmedo de la boca de Jimin y eso le encantó. Subía y bajaba su cabeza dando una buena felación, chupaba y lamía tratando de que entrara todo en su boquita.

Jungkook lo tomó de sus cabellos y tomó el control de los movimientos de Jimin —Mierda, mierda, mierda... sigue —jadeó—. Eres tan bueno en esto, sigue así amor —Jimin continuó haciendo su trabajo—. ¿Quieres qué me corra en tu boquita amor? ¿Tragarte todo mi semen? —preguntó acariciando la mejilla del rizado quien asintió gustoso.

Segundos después Jungkook se liberó y Jimin tragó todo, lamió para no desperdiciar nada —¿Te gustó? —preguntó viéndose inocente.

—¿Cómo puedes? Acabas de hacerme una mamada y tragarte mi esperma y sonríes viéndote adorable.

Jimin se puso de pie con ayuda de Jungkook. Rápidamente este se acostó en la cama. Jeon retiró por completo su ropa quedando desnudo, se subió sobre el cuerpo del menor y comenzó a besarlo con desespero. Jimin llevó sus manos a la espalda de Jungkook mientras se movía bajo el cuerpo de él, los besos eran húmedos y fuertes, sus lenguas jugueteaban y sus manos viajaban por sus cuerpos.

—Me encanta que juegues conmigo antes de follarme... hace que me moje mucho —dijo llevando la mano del castaño a su entrepierna que estaba dura y llena de pre semen.

—Y a mi me encanta tener el privilegio de tenerte así, te amo amor.

El ojiverde se sonrojó —No puedes decirme algo lindo mientras estás a punto de follarme y dejarme sin caminar.

—¿Por qué no? No hay reglas que lo impidan.

—¿Ya no hay más reglas entre nosotros?

—Acabaron hace mucho, estoy seguro que lo sabías.

Ambos rieron y comenzaron a besarse nuevamente. Jungkook inició a masturbar a su novio mientras repartía besos desde sus labios, paseando por su mandíbula, cuello hasta llegar a sus pezones. Lentamente apartó la tela exponiendo los botones rosaditos de Jimin.

Conocía muy bien sus puntos sensibles así que era algo a su favor para hacerlo retorcer en placer. Los jadeos de Jimin se hicieron presentes y eso hizo que Jungkook no fuera nada cuidadoso con el pedazo de tela, lo rompió sin problema alguno para besar cada rincón de la piel de su amado.

Jimin ni siquiera protestó.

Jungkook lo estaba devorando completo, no dejó un rincón del cuerpo del más bajo sin besar. Ambos lo disfrutaban.

Una vez que llegó a su entrepierna, Jungkook se encargó de besar y lamer su miembro, lo chupó y lo mismo hizo con sus testículos —Date vuelta —ordenó.

Jimin hizo caso, se giró y quedó con su trasero alzado. Jungkook hizo que pegara su cara a la cama mientras él se acomodaba mejor. Acarició sus glúteos y dejó varios besos y mordiscos.

Lamió los pliegues de sus glúteos, separó un poco e introdujo su lengua. El cuerpo de Jimin se erizó por completo, soltó un suave gemido al sentir la humedad de la lengua de Jeon jugar con su estrecha entrada. Este otro hacía círculos, subía, bajaba y movía de lado a lado su lengua.

Se detuvo y el rizado estuvo por protestar pero gimió cuando sintió el dedo del castaño arremeter contra su culo. Se hizo para atrás buscando más contacto. Jungkook llevó un segundo dedo y comenzó a introducirlos rápido, haciendo movimientos de tijeras dentro de su novio.

Se detuvo y buscó lo que habían comprado, sonrió al ver el dildo que Jimin había escogido. Sacó un poco de lubricante y se aplicó un poco en su erección.

—Dijiste que querías ser usado por mi —habló, su voz sonando ronca y perfecta—. ¿Será que recibes bien este jodido juguete y mi polla al mismo tiempo?

—Si si, fóllame

—No cambies de posición —ordenó.

Se acercó a él nuevamente, untó lubricante al dildo y lo introdujo de un solo empujón, el rizado gimió en respuesta. Llevó sus manos a sus propios pezones que estaban duros y jugueteó con ellos.

Jungkook metía y sacaba el juguete en un ritmo muy certero y exquisito. Se alineó él mismo y entró en su novio, ambos gimieron ante la sensación.

—¿Estás bien amor? Si quieres que me detenga me dices.

—Dame un momento —dijo, respiró profundo queriendo acostumbrarse a ambos penes y comenzó a menearse despacio, queriendo sentir placer por sentirse tan lleno—. Muévete —pidió.

Jungkook le hizo caso esta vez, inició su vaivén de caderas lento pero profundo, acariciaba con una de sus manos los glúteos de Jimin mientras que con la otra manipulaba el dildo que entraba y salía en sincronía con su propio miembro.

Sus penetraciones pronto se intensificaron, sus movimientos eran bruscos y rápidos. Jungkook sacó el juguete y lo lanzó en la cama, con su mano libre tomó el pene del rizado, comenzó a masturbarlo y siguió él dándole estocadas certeras a su novio. Ambos gemían, estaban sudados y encantados por ese mar de sensaciones placenteras que los recorría.

Estaban muy excitados y llenos de deseo.

Jungkook daba bofetadas en sus nalgas dejándolas rojas, amaba tenerlo solo para él, amaba a Jimin.

El rizado por otro lado tenía lágrimas en sus ojos por la sensación tan maravillosa que tenía, estaba feliz de poder tener a Jungkook y ser follado de la manera en que siempre deseó pero que nadie había cumplido. Estaba enamorado del poder que tenía sobre él, estaba muy enamorado de Jungkook.

Varias estocadas después, los dos se liberaron llegando al orgasmo.

—¡Diablos! Quiero que se repita esto —jadeó el menor acostándose boca arriba, se acercó a los brazos de su novio quien lo rodeó rápidamente en un medio abrazo.

—Yo también —dijo soltando una débil risa—. Gracias.

—¿Por qué?

—Por confiarme tu cuerpo de esta manera, por dejar que sea yo quien te disfrute en la cama, no tienes idea de cuanto me fascina saber que solo yo puedo hacerte gemir de ese modo tan exquisito —respondió dejando un beso en la coronilla del ojiverde.

—Hemos tenido sexo muchas veces antes de estar juntos y te puedo asegurar que contigo me he sentido muy a gusto y en confianza, me he sentido seguro entre tus brazos Kook —dijo acomodándose mejor, pasando una de sus piernas sobre el otro y dejando un beso en su pecho desnudo.

Jungkook sonrió y acarició la espalda de su pareja, estaba feliz, se sentía completo.

—Y yo me siento feliz a tu lado, no necesito a nadie más.

Ninguno de los dos imaginó que podrían encontrar el amor durante una sesión de sexo ocasional. Jamás creyeron estar enamorados en los brazos de quien es su novio.

—Quiero ir mañana a ver el local —dijo de pronto Jimin—. Quiero abrir mi restaurante esta semana, quiero hacerlo Kook.

—De acuerdo... entonces, ¿comenzaremos de nuevo con todo?

—Si, los detalles que faltan los iré incorporando con el tiempo, por ahora quiero iniciar con lo que tengo.

—Bueno, le diré a Minho que nos lleve mañana, no podré conducir y darte mimos al mismo tiempo.

—Gracias por todo Kook —se levantó y buscó entre sus cosas una cámara y se acostó nuevamente al lado de su novio—. Sonríe —dijo capturando otro de los momentos más felices de su vida.

Vieron la foto estando de acuerdo que era perfecta.

Se besaron de nuevo pero esta vez sin prisa. Jungkook se encargó de limpiarlos con una toalla a ambos, se durmieron minutos después con sus cuerpos fusionados en uno, estaban desnudos, nada más sintiendo la suavidad de sus pieles.

✧✦✧

Los días pasaron, Jimin estaba tan nervioso pero Jungkook no lo dejó solo ni un solo momento.

Gracias a la ayuda de los demás, pudo poner fecha para hacer la gran apertura de su restaurante en la avenida Princess Park.

Pasaron tres semanas, desde que decidió abrir sus restaurantes. Hace una semana abrió por segunda vez su local en Boseong, después de conseguir cuatro empleados honestos.

Sintió miedo nuevamente de estar en ese lugar pero Jungkook lo hizo sentir seguro, lo hizo sentir tranquilo. Esa noche todo salió de maravilla, aunque era un lugar pequeño estaba feliz pues es algo que se ha costeado con su propio dinero, se sintió orgulloso.

Ahora se encontraba en Seul otra vez, a punto de dar inicio un pequeño discurso. Habían muchas personas en el lugar, nuevamente tenía a socios de Jungkook halagando su comida y bocadillos, a sus familiares y amigos apoyándolo y por supuesto, a su novio siendo su soporte.

Gracias Namjoon contrató a varios chicos y chicas como meseros y también le daría oportunidad a unos chefs más jóvenes que él, pues sabía lo que se sentía tener talento y pasión por algo pero que no te permitan demostrarlo. Él iba a ser un gran jefe.

—Hola a todos —dijo, tomando el micrófono, suspiró nervioso, vio a todos los presentes y quiso vomitar. Desvió su mirada y se encontró con esos ojos que le daban calma y continuó—. Les agradezco que estén aquí esta noche, sé que muchos estuvieron antes y otros tanto apenas me conocen hoy —suspiró y siguió hablando—. Para ser honestos estaba muy asustado, algunos estuvieron presentes cuando perdí mi primer restaurante en Boseong, no tuve oportunidad de disculparme con ustedes por ese momento de pánico.

Jungkook le sonrió y le susurró un "estaremos bien"

—Agradezco mucho a mi familia y amigos, sin ellos jamás me hubiese podido reponer tan fácil luego de una pérdida así, yo soy tan solo un chico con un sueño de ser el mejor chef, nadie confió en mí como para darme una oportunidad de demostrar eso, pero cuando lo conocí a él eso cambió.

Jimin miró a Jungkook quien le sonreía orgulloso, se sonrojó un poco pues no esperaba que su novio le mencionara.

—Antes de ser mi novio, mucho antes de siquiera conocerme bien o probar algo de lo que yo cocino él simplemente me pidió ser su chef en su casa y después en su empresa, me emocioné tanto que creo esa noche no pude dormir, estoy seguro de eso —bromeó—. El punto es que esa confianza que me brindó alguien lejano a mi familia y mi mejor mejor, me impulsó mucho a buscar medios para lograr comprar mi pequeño lugar en Boseong, pero lamentablemente todo no salió como lo planeado y tuve que abandonar lo que quería.

Suspiró y miró a su alrededor, todo parecía estar bien, brillante, lleno de luz y entonces nuevamente sus ojos se guiaron hasta su hermoso novio. Supo entonces que es la vida que había deseado en algún punto, pero luego de lo que sucedió con su ex pareja había dejado de hacerse ilusiones. Sólo que ahora no estaba alucinando, todo era real.

—No quiero hacer largo esto, así que solo quiero agradecerles nuevamente por estar aquí, espero que disfruten de la comida y los bocadillos que yo personalmente me encargué de hacer con ayuda de mis nuevos compañeros de trabajo por supuesto, así que gracias.

Jungkook lo recibió de brazos abiertos.

—Eso estuvo muy bien.

—¿Si? ¿No dije algo estúpido?

—Dijiste todo muy bien —acarició su mejilla y suspiró—. No me equivoqué contigo —susurró.

—¿A qué te refieres?

—Quiero decir que... no me equivoqué al enamorarme de ti —el menor se sonrojó y se escondió en el pecho de Jungkook mientras este lo abrazaba.

—Y yo no me equivoqué el haberme fijado en ti, más de lo que debía en realidad.

—Los dos nos enamoramos del mismo modo —dijo besando a su novio—. Volvería para interrumpir en ese baño con tal de tener todo esto contigo.

—Eso fue una casualidad épica, ¿no crees? En el baño, que original.

Ambos se rieron recordando su primera vez juntos y en como habían despertado sentimientos por el otro sin darse cuenta.

—Entonces Jimin, felicitaciones por tu restaurante, sabía que eras el mejor.

—Gracias por todo Jungkook, sin ti a mi lado creo que seguiría siendo mesero, por ti muchos empleados y socios probaron mi comida y gracias a eso me volví relevante entre todos ellos.

—Soy feliz sabiendo que todos halagan como cocinas y soy aún más feliz de saber que solo yo sé que esas manos son buenas para otras cositas —dijo susurrando en su oído.

—Te amo —dijo el menor sonrojándose—. Al fin tengo todo lo que he deseado, mi vida mejoró desde que decidí ser tu amante, ha sido una buena decisión y por supuesto que solo sé hacer más cositas por ti.

—Es lo que somos después de todo, amantes con algo más que sexo en común, tenemos amor.

—Eres muy cursi pero tienes razón, no solo compartimos la cama, también nuestras vidas.

Los dos se besaron olvidándose del resto.

Siempre sería así, ellos dos sin importar el mundo.

Ambos lo sabían, el nuevo comienzo en sus vidas había empezado desde que se conocieron en el baño de ese bar. En donde los dos aceptaron ser la solución temporal del otro sin darse cuenta que eso no iba a expirar de la noche a la mañana, pues más que un encuentro de sexo casual, los dos encontraron un amor real en medio de las sábanas, en medio de su trato de ser solo amantes.

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